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Controla tu marca personal, te juegas mucho

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Hace unas semanas, un directivo del Programa de Alta Dirección en Digital Business (PADDB+) me decía que trabajar la marca personal, especialmente en la Red, le parecía una auténtica tontería, un ataque de soberbia de uno mismo queriendo plasmar todo lo que vale pero sin resultados ciertos. Intenté convencerle de la importancia de controlar la propia marca porque nunca sabremos las oportunidades que perdemos por no haberla cuidado. En un mundo donde la comunicación es cada vez más importante, no vale sólo “ser”, sino que hay que “parecer” lo que se es. Un gran número de personas, cada vez más, nos conocerá a través de Internet y no en persona.

Somos ajenos al número de profesionales de Recursos Humanos que han dejado de llamarnos para una posición vacante al ver nuestra marca en la Red. Somos ajenos al número de profesionales que sacaron una mala impresión de nosotros sin conocernos porque la imagen que damos en las Redes Sociales es deplorable. Somos ajenos a cuántos profesionales desestimaron la idea de llamarnos para emprender algún negocio por los comentarios que otras personas hacían de nosotros en Internet. Sí, somos ajenos, y eso hace que vayamos felices por la vida con una marca personal en la Red que deja mucho que desear y no se ajusta a la realidad ni personal ni profesionalmente hablando. O lo que es peor, no vamos felices pero ponemos poca voluntad y esfuerzo en construirla y mejorarla.

Cuando imparto clases y conferencias sobre esta materia, me gusta investigar la marca personal de las personas a las que voy a dirigirme. En clase, las caras de asombro son para grabarlas, lo que denota que un 95% de los presentes no se ha molestado nunca en investigar a fondo su propia marca en Internet…o ni siquiera ha hecho nada al respecto para posicionarla.

Algunas situaciones con las que me encuentro habitualmente:

  1. Un perfil de Linkedin desastroso: Con una foto que deja que desear (con lo fácil que es hoy hacer una buena foto con cualquier móvil). Una dirección personal de Linkedin (la que la Red Social da por defecto) eternamente larga, con muchos números y letras. Es fácil cambiarla en Edit Contact y eso facilita que la recordemos y podamos darla a cualquiera. Un montón de experiencia profesional y escuelas en las que se ha estudiado sin especificar qué exactamente, cuánto tiempo y con qué logros. Un montón de capacidades puestas al azar y sin pensar a fondo que no se corresponden con lo que buscan normalmente los profesionales de RRHH.
  2. Informaciones públicas que dicen mucho de nosotros: Unas veces son artículos de terceros muy bien posicionados en Google al introducir nuestro nombre, otras informaciones aparecidas en el BOE, o comentarios de amigos o conocidos en Redes Sociales públicas, Blogs, etc. Incluso comentarios o informaciones realizadas por nosotros mismos de las que ya no somos conscientes o nos hemos olvidado. Quizá de ahí la cara de asombro de una directiva de una gran empresa de este país cuando su Director de Comunicación en Internet la descubrió en una Red Social ligerísima de ropa dentro del logo de la compañía. Afortunadamente la ayudó a descolgar la foto, tarea algo compleja, y el desliz no llegó a ocasionar otros perjuicios ni a ella ni a la organización.
  3. Un Twitter que lo dice todo y no en el mejor de los sentidos: Muchos adolescentes utilizan esta Red Social pública como si fuera privada… y auguro que tendrán más de un problema en el futuro debido a sus comentarios. Muchos adultos la utilizan de manera pública pero no son conscientes del todo de los comentarios que registran en su cuenta.

Estoy harta de oír eso de "que me conozcan como soy” pero sólo recordar que “todo lo que escribas hoy puede ser utilizado en tu contra mañana”. Y cuando digo esto me refiero a que profesionalmente hablando no sé qué efecto positivo o negativo estoy causando en la persona que ve mis comentarios públicos sobre política, fútbol, empresa, sociedad, cultura, etc.

Por otro lado, ¿qué pensaría de un directivo amigo que se geolocaliza con frecuencia en Twitter en distintos campos de Golf del mundo? Probablemente que no da un palo al agua. Nada más lejos de la realidad si no le conociera. Da una imagen distorsionada en la Red… pero nunca lo había pensado.

Todos tenemos nuestra manera de pensar, de actuar, de reaccionar... y no tiene por qué gustar a los demás. ¿Me planteo profesionalmente hablando lo que suponen mis comentarios? Si realmente los profesionales lo pensaran dos veces, creo que no escribirían en 140 caracteres la mayoría de los impulsos que les vienen a la cabeza. Incluso, si han llegado a publicarlos, tardarían poco en borrarlos para no dejar huella. Deberíamos dar más importancia a lo que escribimos. En Internet queda para la posteridad, especialmente si alguien lo difunde.

Decidamos lo que decidamos hacer con nuestra marca personal, lo importante es que seamos conscientes de lo que se dice sobre nosotros y, sobre todo, de que la imagen que reflejamos en Internet se corresponde con nuestro yo más genuino.

Autor: Pilar Trucios, Directora del PADDB+ (Programa de Alta Dirección en Digital Business) en The Valley